jueves, 28 de mayo de 2009

Papás demasiado blandos ....Papás asquimoco o blandiblup


Padres y educadores se han vuelto cómodos y blanditos. Todo el mundo quiere disfrutar y dejarse de malos rollos. "Para el poco tiempo libre que hay, no me lo voy a amargar bronqueando al crío", "yo tengo la plaza de profesor ganada, a mí me da igual si se matan entre ellos"...


Sin olvidar la ironía y el sentido del humor -rasgo que destacan los lectores de libro, según la autora-, este retrato de las debilidades, complejos y temores de los padres a la hora de enfrentarse a la paternidad no pretende ser una guía en la que se ofrece la solución mágica a la educación de los hijos, sino que espera "aportar pistas para desdramatizar situaciones cotidianas que a todos los padres nos suceden en un determinado momento y que no son tan extraordinarias", reseña la autora.

Esta nueva generación de papás blandiblups surge, explica la periodista, como consecuencia del retraso a la hora de ser padres por primera vez: "Al tenerlos más tarde se crean más inseguridades, cuesta asumir las responsabilidades, nos sentimos culpables de los pequeños fracasos de los hijos".

La autora plantea la diferencia entre la forma de educar a los hijos por las generaciones pasadas, donde los padres se daban por satisfechos como tal proporcionándoles a sus descendientes una buena formación, alimentación y vestimenta. Hoy, explica López Romero, "los cargos que asumen los padres son mayores, nos sentimos responsables de sus relaciones sociales, hasta de su aburrimiento, cuando un niño se aburre parece una tragedia".

Desde el nacimiento, las expectativas de los padres por su criatura son enormes. El miedo al fracaso y procurarles por todos los medios el éxito desemboca en un sentimiento de frustración por parte de los padres y en una presión enorme para los hijos. "No les enseñamos a ser responsables, autosuficientes y ese es el verdadero problema".

Entre los cientos de anécdotas reales, la escritora destaca en su obra aquella en la que "tras el nacimiento del hijo, el médico le dice al papá: Ya pueden marcharse a casa. El padre, alarmado, le contesta: ¿Cómo que a casa? ¿Y qué hacemos ahora con el niño?". Avanzan los apartados del libro y se llega a la historia donde la inocencia infantil se pone en entredicho. Una niña le dice a sus padres: "Como este año no me he portado muy bien, en vez de los Reyes Magos, ¿me traéis vosotros los regalos?". O aquella otra en la que la desesperación del padre le lleva a llorar tras ver como su pequeño mete un bolígrafo en el microondas y llena de tinta la cocina.

Solución o no, la periodista invita a practicar lo que denomina "pedagogía de la paternidad": "Que contemos no sólo las preocupaciones, angustias y malos tratos que nos dan los hijos, sino también, y sobre todo, las satisfacciones que producen. Lo que nos enseñan para andar por la vida, sin olvidar el aspecto afectivo. Que no nos acompleje abrazar a nuestro hijo".

Educar en la autonomía, con disciplina, que no autoridad, es la clave de este libro que a la propia autora le ha valido para darse cuenta "de que no hay que exagerar las traspiés diarios y que puedo restar algo de tiempo a mis hijos, por ejemplo, para escribir un libro del que se sienten orgullosos, sin sentirme culpable".
http://www.youtube.com/user/TheFamilyWatch#p/a/u/0/Bkk3UoQn-XY

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