miércoles, 27 de mayo de 2009

Los adolescentes odian las medidas de tiempo



Los adolescentes están tan peleados con las medidas de tiempo convencionales, que no logran conservar un reloj pulsera. Esto es así: como siempre llegan tarde a todos lados le compras un buen reloj, para que lo mire y sepa cuando se le hace tarde . Pero es en vano. No se sabe como, pero lo pierden al mes. Te dicen que le pesaba, le ajustaba, o le quedaba flojo, entonces se lo quitaron no saben donde y no lo vieron más. Conclusión: Si quieres tener un reloj nuevo, de buena marca y sin uso, párate al lado de un adolescente hasta que él se quite el reloj ( es cuestión de minutos, porque se va a duchar o porque le molesta ). Entonces, tu te lo llevas , y el jamás sabrá que pasó con su reloj. Como todo padre razonable, te enfureces con el porque no cuida sus cosas ( ni sabe donde esta el reloj ...ni recuerda cuando se lo quitó) . Y el se ofende, diciendo que por qué te enojas , si el en verdad no tiene por que agradecerte lo que nunca te pidió, porque ( afirma) el NO quiere tener un reloj. Entonces aceptas que no use reloj, pero con la condición de que sea conciente de qué hora es y que llegue a tiempo a donde debe ir , aunque sea pidiéndole la hora a los demás. Después de esta charla que dura hasta medianoche, en donde todo padre siente que su gato lo escucha con más atención que su hijo, tu hijo se va a la cama prometiendo que llegará a tiempo a todas partes sin necesitar reloj. A los veinte días queda libre por faltas en la escuela. Aterrada, crees que no está yendo, que se esta haciendo la rata,o que finge que va a la escuela, pero va a distribuir droga por los bajos fondos. Te citan en la escuela y descubres que debes reincorporarlo con tu firma para que lo tomen otra vez , y que en verdad él nunca faltó a la escuela ( salvo dos faltas que el jura que son errores de la maestra, porque el jura que fue). O sea que quedó libre por llegadas tarde acumuladas , de las cuales la mitad tienen el surrealista nombre de “ A/P” que significa “ Ausente con Presencia” . Esto que parece indicar que tu hijo estaba, pero no estaba , en una suerte de curiosa capacidada de viajes astrales que daría para una serie entera en el canal Infinito. En verdad significa que llego tan , pero tan tarde, que en realidad lo dieron por no llegado. Si él estuvo ahí, no hay evidencia de tal cosa . Por ende , en vez de ser un NN es un AP , al que supongo que nadie le habla porque está oficialmente ausente, y entonces si tiene sentido que dé como explicación de sus bajan notas “ nadie me dijo que tomarían examen”, cuando todos los sabían menos él.¡ Es porque la gente no habla con ausentes!
Así concluyes que este hijo tuyo tendrá que usar un reloj pulsera le guste o no, aunque sea atado a su muñeca con grampas quirúrgicas para no perderlo. Pero que además le tendrás que comprar un despertador para que se despierte el solo, porque está visto que el que tiene no sirve y si tu lo despiertas no te hace caso y sale tarde igual ( o aunque salga a tiempo, recuerda que ellos se arrastran con los codos para llegar , y eso lleva el doble de tiempo) .
Entonces le compras un reloj pulsera mas barato, porque ya sabes que le durará dos dias. Le pides que lo cuide y que no lo moje, porque no es sumergible. Pero el, para ver si en efecto no es sumergible, va y lo pone debajo del grifo, y luego viene fascinado a decirte : ”¡Es cierto, no es sumergible!”.
Le compras otro, y le dices que es el ultimo, y que en castigo por haber estropeado el anterior debe cortar el pasto del jardín ( en verdad es su tarea oficial, pero como nunca la hace, se las debes poner de castigo para que la haga aunque sea una vez al año) .
Como el reloj le molesta para sacar la cortadora del garage, tu niño deja el reloj en el pasto, luego pasa cuatro horas buscándolo para que no lo retes otra vez , y finalmente se sorprende que entre el cesped cortado aparezcan manecillas y rueditas de metal , y la presilla hecha flecos. Como era previsible, mientras cortaba el césped le pasó la cortadora por encima al reloj. Para no amargarte mucho, decides tomarte esto como un accidente: no lo hizo a propósito...
Y le compras otro reloj, que el a la semana descarta porque “ el que me compraste es tan barato que da la hora de ayer”. Te fijas en el reloj, y la cuestión era programar el dia, pero la hora esta bien. A la semana el se queja de que por culpa del reloj nuevo llegó tarde a todos lados, porque a las seis de la tarde se dio cuenta que era imposible que la hora 10:15AM durara cuatro horas sin cambiar ni un minuto. Le pides que cambie la batería y no lo hace , Gasta el dienro de la bateria en ir al ciber . Luego le cobran la batería mas cara que el reloj, y el reloj sigue fallando. El dice que es tu culpa, porque le compras relojes chinos. Tu le explicas que no es que el reloj falle, sino que da la hora china... pero de todos modos decides intentarlo nuevamente, apostar a tu hijo, después de todo es un niño inteligente y listo,y cuando quiere , hace las cosas bien. Le compras un reloj japonés de los que nunca fallan. Le dura dos días. A los dos días ya no lo tiene. Claro que de eso te enteras diez dias después, cuando nuevamente llega tarde a todas partes .
“ ¿ Por qué has llegado tarde?” , le preguntas. “Creía que llegaba a tiempo” , te responde . “ pero no lo has hecho, ¿ miraste la hora?” “No, no tengo reloj” . “ ¿ Y el reloj nuevo que te compré?” “ No lo sé" … te responde . ¿Cómo un ser humano puede no conocer el destino de algo que lleva atado a la mano? ¿Se lo quita en un ataque de epilepsia? ¿Lo arroja por la ventana en estado de sonambulismo? ¿Esta amenazado a no decir nada por un grupo mafiosos que le roban los relojes a los adolescentes? Para no escuchar tus preguntas, el responde con evasivas y sale demasiado temprano a Ingles. Tenia que regresar a las 20 , pero regresa a las 23 , esa hora en que una no sabe si llamar al hospital, a la policía , al 911 , a los bomberos o a Missing Children . Al regresar te discute que esta volviendo a la hora de siempre, que son todos los relojes de la casa los que fallan, junto con la hora GMT y las de todo el planeta . Alguien debería avisarle esto a los presidentes del mundo: están viviendo con tres horas de atraso.
El jura que no se desvió, que volvió caminando como siempre, y que si querías verlo antes tendrías que haberle pagado un taxi, porque el colectivo se demoró mucho en pasar. A esa hora en la que dudas entre matarlo o mandarlo a dormir sin comer, lo sientas a que te cuente que pasó con el reloj nuevo. Y el te dice que se lo prestó a un amigo. Le explicas que los relojes no se prestan. El te dice que en realidad no se lo prestó, sino que se lo dio a cambio de un celular usado. Le preguntas adónde está el producto del trueque y él te dice que el amigo se lo traerá a la escuela en estos días. Le preguntas si vio el teléfono celular que el amigo le quiere dar a cambio del reloj y él te dice que no, que no lo vio “pero el dice que es buenísimo, y como es mi amigo, yo confío en él”. Le cuentas que en la película “Bajo Anestesia” un hombre amigo de un cardiocirujano confía demasiado en este amigo que le hace un transplante mal hecho para matarlo. Y él , que como es adolescente se las sabe todas, te responde “mamá, no puedes creer tanto en las películas, no son la realidad”.
Ciento veinte dólares y dos meses después, te encuentras en el punto de partida, sin cambio alguno : sin reloj y con un hijo sin noción del tiempo, ni de la responsabilidad, la amistad , o el valor de los relojes japoneses y la puntualidad. Al menos una cosa es segura: tu hijo no quiere tener reloj.
El tema de los despertadores es parecido.Pero con una diferencia: los despertadores no se pierden , no se regalan , no se cambian : simplemente ,se destruyen . Cuando el despertador suena, los hijos no los apagan : los manotean o les arrojan encima un zapato, un libro o un almohadón . Los relojes caen al piso y no tienen reparación. Entonces se te ocurre ponérselos tan lejos como para que se tengan que levantar a apagarlo. Pero la distancia necesaria para que no los destruyan es justo la que impide que el ruido del despertador les moleste lo suficiente como para querer levantarse a apagarlo. En suma, se despierta toda la familia menos ellos, que siguen roncando hasta que el despertador hace un débil zumbido de cigarra agonizando.
. Les expliqué a mis hijos que la gente de la localidad inglesa de Greenwich en Inglaterra se tomó el trabajo de decir que ese es el meridiano cero del tiempo y de ahí en más el planeta se dividen en gajos de una hora para que la gente coordine sus actividades. Le dije que sin relojes no existiría el trabajo en equipo. Que los relojes son la medida del respeto al tiempo ajeno. Que están hechos para que no hagas perder tiempo a los demás esperándote, y para darle a las profesoras particulares la posibilidad de dar varias clases individuales consecutivas a distintos alumnos sin perder demasiado dinero . Y que aunque un hijo crea que es bueno para la profesora tener un descanso de 40 minutos para tomarse un té esperando que llegue nuestro hijo , lo que ella más quiere es que sus alumnos avancen rápido, no tomarse un té en esos 40 minutos de ocio. Les expliqué que los antiguos inventaron mil maneras de medir le tiempo, que los antiguos romanos no tenían relojes en las casas y tenían que ir a la plaza central a ver el reloj de sol, asi como los antiguos griegos tenían que subir hasta el barrio donde estaba la clepsidra popular en Atenas para ver qué hora era , de modo tal de llegar a las citas con menos retraso. Y que ellos, por primera vez en siglos, tienen la enorme suerte de tener el tiempo en la mano, con solo mirar un cuadrante que funciona a cuarzo liquido, y que aún así se niegan a aprovechar sus ventajas. Mi hijo me escuchó pacientemente y me dijo “ Reconozco que la hora es un invento útil, Lo que es inútil es el reloj . Yo ya tengo la hora en mi celular.” Le rspondí: “Entonces quizás sólo sea necesario que lo pongas en hora, coordinemos nuestros relojes y mires más seguido el celular …¿ qué hora tienes en tu celular?” le pregunté . Y se puso mustio, mirándose la punta de sus zapatos. “ La misma que tu” , respondió. “ ¿Me lo muestras, así lo confirmo?” . “Emmm…Es que no sé adónde le dejé ...” . " ¿ Cuçánto hace que no lo ves?" , le pregunté , intentando con toda la fuerza de mi cuerpo no levantar la voz . Y mi inteligente hijo me responde : " Y ...mmmm...como unos ....quince días" Pero de celulares hablaremos luego, porque es todo un tema aparte.

No hay comentarios: